Friday, June 28, 2013

El cuidado del ombligo de un recién nacido


 

 
 
 
Cuando se corta el cordón umbilical, queda un muñón que se ennegrece y se va secando hasta desprenderse a las dos o tres semanas. Para que durante este proceso no se infecte, lo más importante no es curarlo de una forma u otra, sino mantenerlo siempre lo más limpio y seco posible, impidiendo que se ensucie con las heces o la orina.


Para ello:

-Procurar que el pañal no lo cubra, doblando su borde superior hacia abajo si es preciso.

-Al menos dos veces cada día, una de ellas tras el baño, se recomienda curarlo con alcohol de 70º. Para aplicarlo correctamente, hay que levantar el muñón sin estirar, cogiéndolo por la punta para que quede expuesta la zona de transición entre el cordón y la piel normal, que es la que debe quedar mojada. Dejar empapada la gasa con que se le protege con alcohol puede ser irritante para la piel.

-Bastantes especialistas prefieren que durante los primeros días, después del alcohol (o en su lugar) se aplique un antiséptico como la clorhexidina (“mercromina blanca”), aunque también los hay que recomiendan no poner nada.

-Hay acuerdo unánime en que se han de evitar los productos con yodo, porque su absorción podría influir en la función del tiroides, así como cualquier talco o polvo. La mercromina normal (o mercurocromo) tampoco se usa, porque puede hacer que de mayores tengan dermatitis de contacto por alergia al mercurio y, además, su color dificulta la valoración del estado del ombligo.

-Si accidentalmente se ensucia con las heces, debe lavarse sin miedo con agua y jabón, secándolo luego muy escrupulosamente y aplicando el alcohol o el antiséptico que haya indicado el pediatra.

Aunque poco frecuentes, las infecciones del ombligo pueden diseminarse muy rápidamente en el recién nacido, por lo cual hay que consultar con rapidez si se observa pus o secreciones amarillentas y malolientes, o la piel de alrededor del ombligo se enrojece y parece doler al tocarla o manipular en la zona.

Los restos del cordón se desprenden durante la segunda semana de vida, pero también pueden hacerlo antes o tardar hasta un mes; aunque si a los 20 días no se ha caído, es mejor que lo vea el pediatra. En ningún caso se debe estirar para acabar de desprenderlo, por más fino que sea el hilo a que haya quedado reducido, pues se podría ocasionar una peligrosa hemorragia. Es posible que sangre un poco al desprenderse de forma natural, pero en ese caso, la hemorragia se detiene por sí sola inmediatamente.

Tras la caída del cordón, el riesgo de infección persiste hasta que el ombligo no haya cicatrizado completamente, por lo que se debe seguir con los mismoscuidados y vigilancia hasta que la gasa que lo cubre aparezca limpia durante un par de días seguidos. Esto es especialmente importante en los llamados “ombligos amnióticos”, en los que la piel no sobresale sino que quedan hundidos, porque eso hace que estén menos ventilados y sea además más difícil valorar su estado.

Cuando ya ha cicatrizado, el ombligo puede y debe lavarse con total normalidad; si se acumula suciedad en sus repliegues, se han de separar sin miedo para poder limpiarlos y secarlos bien.

Para obtener más información, vaya a las necesidades del bebé Importantes

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